El
intestino
grueso,
es
el
órgano
que
se
encarga
de
almacenar
los
residuos
(quimo),
procedentes
de
la
digestión
y
absorción
de
los
alimentos
que
tiene
lugar
en
el
aparato
digestivo
superior
para
posteriormente
concentrarlos
y
evacuarlos
a
través
del
recto
y
ano.
Va
a
constar
de
varias
secciones
como
son
el
ciego,
colon
ascendente,
colon
transverso,
colon
descendente
y
recto.
Entre
sus
funciones
destacaremos
la
absorción
de
agua,
absorción
de
minerales
y
vitaminas
B
y
K
formadas
por
acción
de
la
flora
bacteriana
intestinal,
procesos
inmunológicos
y
actuar
como
vía
de
eliminación
de
residuos
procedentes
tanto
de
la
alimentación
como
de
ciertas
sustancias
eliminadas por el hígado al duodeno y originadas por los distintos procesos metabólicos que se llevan a cabo en nuestro organismo.
El
número
de
procesos
patológicos
relacionados
con
el
intestino
grueso
ha
aumentado
en
los
países
desarrollados
de
manera
muy
importante
en
los
últimos
años.
Dentro
de
esas
patologías
podemos
destacar
el
colon
irritable,
la
enfermedad
de
Crohn,
la
colitis
ulcerosa,
el
cáncer
de
colon,
etc.
Uno
de
los
más
importantes
motivos
del
desarrollo
de
esos
procesos
patológicos
en
ese
órgano
se
debe
a
una
importante reducción en la ingesta de fibra de nuestra dieta y a nuestros estilos de vida que cada vez son más sedentarios.
Uno
de
los
principales
problemas
de
salud
a
nivel
digestivo,
es
el
estreñimiento
que
conduce
a
una
auténtica
autointoxicación,
es
decir,
nosotros
mismos
nos
intoxicamos
y
llenamos
nuestro
intestino
de
toxinas
que
luego
pasarán
a
sangre
y
que
podrán
provocar
numerosos
síntomas y enfermedades, pues la falta de atención y cuidado del colon, conduce a un deterioro de la salud en general.
Por
suerte
hay
un
mayor
conocimiento
tanto
de
los
profesionales
sanitarios
como
de
la
población
en
general
de
lo
importante
que
es
una
adecuada
nutrición
en
la
prevención
y
el
tratamiento
de
las
diversas
patologías
del
intestino
grueso
que
hemos
enumerado
anteriormente
y
se
aconseja
suministrar
fibra
a
modo
de
suplementos
alimentarios
si
no
la
aportamos
adecuadamente
y
recomendar
la
realización
de
limpiezas del intestino grueso mediante la aplicación de enemas.
Hay
numerosas
dolencias
que
pueden
ser
manifestaciones
de
una
intoxicación
orgánica
ya
sea
por
mala
digestión
o
bien
por
una
disfunción
en
el
trabajo
que
debe
realizar
nuestro
intestino.
Por
ello
aparecen
una
amplia
variedad
de
síntomas
y
enfermedades
originadas
por
trastorno
intestinal
como
son
el
cansancio,
problemas
dérmicos,
cefaleas,
dolores
en
las
articulaciones,
trastornos
menstruales, ganancia de peso, etc.
En
condiciones
normales
deberíamos
ir
al
servicio
tantas
veces
como
comidas
tomemos
por
lo
que
el
número
de
evacuaciones
intestinales
debería
oscilar
de
2
a
3
al
día,
con
un
determinado
color
y
consistencia,
que
no
sean
malolientes
y
no
se
eliminen
con
dolor.
Cualquier
animal
con
una
alimentación
normal
mantiene
ese
número
de
defecaciones
al
día,
ocurriendo
lo
mismo
con
los
niños
que
son
alimentados
con
lactancia
materna.
Cuando
somos
adultos
disminuimos
la
frecuencia,
ya
sea
por
motivos
escolares
o
laborales
produciéndose
una
constante
represión
del
deseo
de
defecar
por
lo
que
nuestros
intestinos
se
vuelven
cada
vez
más
perezosos.
Si
esa
situación
va
acompañada
como
comentamos
antes
de
una
reducción
en
la
ingesta
de
fibra
ya
sea
porque
no
nos
apetece
tomarla
o
por
el
consumo de alimentos pobres en la misma vamos a tener como consecuencia final la aparición del estreñimiento.
La
industria
alimentaria
nos
ofrece,
por
un
lado,
alimentos
refinados
donde
se
les
ha
retirado
la
fibra
que
llevan
como
ocurre
con
el
arroz,
harina,
pasta,
azúcar,
etc.
por
un
aspecto
estético
de
mayor
pureza.
Y
de
otro
lado
nos
venden
otros
alimentos
que
han
sido
enriquecidos
con
fibra,
todo
esto
es
un
disparate,
debemos
consumir
el
alimentos
tal
cual
es
producido
por
la
naturaleza,
tomemos
pues
alimentos
integrales y sin modificación genética de los mismos.
Los
residuos
intestinales
que
obstruyen
el
intestino
van
a
acabar
por
irritar
e
inflamar
las
paredes
del
mismo
por
lo
que
se
reducirá
el
diámetro interno del mismo aumentando más el estreñimiento ya que se dificulta su tránsito por él.
Otra
parte
de
residuos
intestinales
pueden
pegarse
a
la
mucosa
intestinal
dando
lugar
a
unas
láminas
que
cubren
la
zona
interna
intestinal
por
lo
que
se
va
a
obstaculizar
la
absorción
produciéndose
un
trastorno
a
nivel
de
la
flora
intestinal
con
las
consecuencias
que
ello va a conllevar según los numerosos estudios que van apareciendo en la actualidad.
Debido
al
efecto
de
llenado
intestinal
que
conlleva
esa
retención
de
heces
a
nivel
intestinal
se
producen
síntomas
de
pesadez,
hinchazón,
prolapso
rectal,
hemorroides,
varices,
divertículos,
etc.
Debido
al
tiempo
que
esas
heces
están
a
nivel
intestinal
se
van
a
producir
fenómenos
de
fermentación
y
putrefacción,
con
la
aparición
de
gases
y
de
residuos
tóxicos.
Esos
restos
irritarán
las
paredes
intestinales
produciéndose
una
permeabilidad
intestinal
que
facilitará
su
absorción
pasando
al
torrente
sanguíneo.
Se
van
a
generar
de
este
modo
unos
cuadros
de
autointoxicación
y
una
alteración
de
la
flora
bacteriana
intestinal
ya
que
se
desarrollarán
otros
gérmenes
patógenos
como
la
cándida
albicans
generándose
candidiasis.
Lo
que
inicialmente
es
un
problema
local
se
transforma
en
uno
general
y
esos
hongos
colonizarán
otras
zonas
como
la
vagina
dándose
una
candidiasis
vaginal
la
cual
produce
muchos
problemas
cuando
se
cronifica,
por
lo
que deberemos de aplicar técnicas como enemas
,
ozonoterapia
,
fitoterapia,
homeopatía,
dieta especial
,
etc. para poder eliminarla.
Si
no
eliminamos
vía
intestinal
los
residuos
que
se
generan
se
va
a
alterar
el
normal
funcionamiento
de
los
otros
órganos
encargados
de
la
eliminación
y
filtración.
Uno
de
ellos
es
el
hígado,
el
cual
actúa
como
filtro
de
la
sangre
procedente
de
la
zona
intestinal
evitando
que
las
sustancias
tóxicas
pasen
al
torrente
sanguíneo
gracias
a
su
acción
desintoxicante.
Por
este
motivo
debemos
de
realizar
con
cierta
periodicidad
una
conveniente
higiene
de
nuestros
intestinos
igual
que
nos
aseamos
a
diario
para
así
prevenir
el
desarrollo
de
múltiples
procesos patológicos como algunos de los vistos.
Son
numerosas
las
personas
que
toman
laxantes
químicos
para
ir
a
diario
al
servicio
pero
esos
solamente
se
deberían
ingerir
en
casos
de
estreñimiento
ocasional
y
no
en
situaciones
de
estreñimiento
crónico
que
es
lo
habitual
en
la
mayoría
de
pacientes.
Esos
laxantes
les
van
a
perjudicar
aún
más
el
intestino
ya
que
lo
irrita
y
ello
produce
más
inflamación
produciéndose
un
círculo
vicioso.
Deberíamos
en
todo
caso
consumir
suplementos
que
aporten
no
sólo
fibras
sino
también
probióticos
(buena
flora
intestinal)
y
prebióticos
(sustancias
no
digestibles
que
afectan
beneficiosamente
al
organismo
mediante
la
estimulación
del
crecimiento
y
actividad
de
una
o
varias
cepas
bacterianas
en
el
intestino)
para
así
ayudar
a
la
limpieza
intestinal,
respetar
la
integridad
de
la
mucosa
intestinal
y
ayudando
al
crecimiento
de
una
adecuada flora intestinal.
Nosotros
solemos
recomendar
previo
a
los
enemas
realizar
un
ayuno
para
así
ayudar
a
que
disminuyan
los
procesos
inflamatorios
intestinales. Durante el ayuno ya podemos realizar un enema y tomar suplementos que contengan pre y probióticos.
A
la
vez
que
se
realiza
este
ayuno
se
puede
realizar
una
limpieza
del
colon.
Estas
limpiezas,
deben
acompañarse
de
la
toma
de
preparados
que
aporten
prebióticos
y
probióticos.
Los
enemas
aplicados
bajo
control
de
un
médico
no
provoca
daño
a
nivel
de
la
mucosa
colónica
y
le
ayudaría en los más diversos problemas como son:
Estreñimiento,
diarreas,
flatulencias,
colon
irritable,
colitis,
colon
espástico,
colon
atónico,
diverticulitis,
parasitosis,
micosis
intestinal,
Morbus
Crohn,
celulitis,
varices,
acné,
eczemas,
psoriasis,
dismenorreas,
depresión,
estrés,
migrañas,
artritis,
lumbalgias,
obesidad,
intoxicación crónica intestinal por bacterias, virus, hongos, metales pesados, alimentación, etc.
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