sistema inmunitario, inmune, inmunodeficiencia, defensas, centro medicina natural y antienvejecimiento Estepona, alternativa, biologica, complementaria, holistica, terapia neural, homeopatia, hidroterapia colon, ozonoterapia, carboxiterapia, mesoterapia, 952 80 53 68 Avda. Juan Carlos I, nº 29, portal 5, 2º A-B, 29680, Estepona (Málaga)  info@medicinabiologica.es ¿CÓMO FUNCIONA EL SISTEMA INMUNITARIO?
Nuestras defensas naturales nos van a proteger frente a microorganismos extraños como son entre otros los virus, bacterias. El sistema inmune se compone de numerosos mecanismos de defensa que se dividen en un sistema inmunitario específico y un sistema de defensa no específico. Defensa no específica El sistema inmunitario no específico es innato. Va a constituir una primera barrera inmediata frente a toda clase de intrusos. Defensa específica Si nuestras defensas no específicas no son suficientes entonces nuestro sistema inmunitario específico, que necesita un tiempo para actuar, entra en juego y actúa de forma selectiva contra cada intruso. Sin embargo, para formar anticuerpos específicos, el organismo debe primero identificar al intruso, lo que explica la lentitud del sistema de defensa específico. Después de la identificación de los virus, bacterias u otras sustancias extrañas, se inicia la producción de anticuerpos específicos. Por ello, este sistema de defensas específico no es innato y debe ser adquirido. Esto significa que nuestras defensas endógenas se continúan desarrollando a lo largo de la vida. Después de cada reacción inmunitaria, se crean las células-memoria asegurando una rápida reacción cuando se produzca de nuevo un contacto con un intruso ya conocido.
Defensa no específica: los leucocitos (glóbulos blancos) patrullan sin descanso por todo nuestro organismo. Si descubren intrusos, desencadenan una reacción de alerta y fluyen en masa desde las vías sanguíneas para combatir a los organismos extraños y destruirlos por fagocitosis (captura e ingestión). Factores que influyen en las reacciones del sistema inmunitario La eficacia del sistema inmune varía de una persona a otra. Además de las defensas inmunitarias relacionadas con la edad tenemos otros factores que influyen sobre las defensas inmunitarias a nivel individual como: Mala alimentación Si tenemos una alimentación poco diversificada, rica en azúcares y en grasas nos encontramos con un déficit de vitaminas, minerales y oligoelementos. Para que las células del sistema inmune puedan realizar adecuadamente su función precisamos de esos elementos vitales que deben proporcionarse mediante una alimentación sana y equilibrada. Estrés Se distingue el estrés positivo de corta duración (eustrés) del estrés negativo crónico (distress). Este último, caracterizado por una entrega excesiva y permanente al trabajo, a la escuela o a la casa, es el más peligroso para el sistema inmunitario. Afecta especialmente a las defensas naturales específicas. Por el contrario, el eustrés, que acaece antes de un examen o de una competición deportiva, produce una tensión positiva que moviliza nuestros recursos para la supervivencia y ayuda al mantenimiento de las diferentes constantes fisiológicas. Insomnio El sistema inmunitario funciona siguiendo un ritmo de día/noche. Durante el día, el sistema inmunitario defiende al organismo contra las influencias exteriores para evitar infecciones. Por lo tanto, no tiene tiempo de regenerarse. La regeneración tiene lugar durante el sueño, y de ahí la importancia de un sueño reparador. A largo plazo, la ausencia de regeneración se traduce en un debilitamiento de las defensas inmunitarias. Estaciones En verano, varios factores estimulan el sistema inmunitario, como el sol, las actividades al aire libre y las frutas y verduras frescas ricas en elementos vitales. En otoño y en invierno, los días se acortan y los alimentos frescos son más escasos. El frío, la lluvia y la nieve son también elementos negativos sobre el sistema inmunitario. En primavera, están de vuelta la luz y el calor del sol. La intensidad de la ayuda de la que se benefician nuestras células inmunitarias varía según las diferentes estaciones del año. Estos y otros factores, determinan la eficacia de las defensas inmunitarias en diferentes momentos de la vida. Por ello debemos de tener en cuenta: - Realizar una actividad física regular, como mínimo durante 1/2 hora, de 3-5 veces por semana. - Mantener una alimentación equilibrada rica en verduras y frutas. Tomar alimentos integrales y evitar los embutidos, fritos, fast-food u otros alimentos grasos, golosinas. - Sueño reparador, intentando dormir entre 7-8 horas por la noche. - No fumar o tomar alcohol. Solicite consejo a su médico naturista sobre los estilos de vida holísticos sanos y sobre los suplementos que puede tomar o las técnicas naturales que puede utilizar como la homeopatía , etc. Puede que su sistema inmunitario esté debilitado si responde afirmativamente a alguna de las siguientes cuestiones: ¿Tiene cistitis (infecciones de orina) o micosis (infecciones por hongos) recurrentes? ¿Tiene problemas de tránsito intestinal (diarrea, estreñimiento) o bien hinchazones? ¿Se siente cansado y más vulnerable en invierno? ¿Presenta actualmente una infección viral (catarro, rinitis gripe, faringitis, etc.) que está tardando en curarse? ¿Padece habitualmente infecciones a lo largo del invierno (otitis, bronquitis, sinusitis, rinofaringitis, etc.)? ¿Le sientan mal los antibióticos?
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José Infantes Pérez - Doctoralia.es
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¿Cómo funciona el sistema inmunitario?
Nuestras defensas naturales nos van a proteger frente a microorganismos extraños como son entre otros los virus, bacterias. El sistema inmune se compone de numerosos mecanismos de defensa que se dividen en un sistema inmunitario específico y un sistema de defensa no específico. Defensa no específica El sistema inmunitario no específico es innato. Va a constituir una primera barrera inmediata frente a toda clase de intrusos. Defensa específica Si nuestras defensas no específicas no son suficientes entonces nuestro sistema inmunitario específico, que necesita un tiempo para actuar, entra en juego y actúa de forma selectiva contra cada intruso. Sin embargo, para formar anticuerpos específicos, el organismo debe primero identificar al intruso, lo que explica la lentitud del sistema de defensa específico. Después de la identificación de los virus, bacterias u otras sustancias extrañas, se inicia la producción de anticuerpos específicos. Por ello, este sistema de defensas específico no es innato y debe ser adquirido. Esto significa que nuestras defensas endógenas se continúan desarrollando a lo largo de la vida. Después de cada reacción inmunitaria, se crean las células-memoria asegurando una rápida reacción cuando se produzca de nuevo un contacto con un intruso ya conocido. Defensa no específica: los leucocitos (glóbulos blancos) patrullan sin descanso por todo nuestro organismo. Si descubren intrusos, desencadenan una reacción de alerta y fluyen en masa desde las vías sanguíneas para combatir a los organismos extraños y destruirlos por fagocitosis (captura e ingestión). Factores que influyen en las reacciones del sistema inmunitario La eficacia del sistema inmune varía de una persona a otra. Además de las defensas inmunitarias relacionadas con la edad tenemos otros factores que influyen sobre las defensas inmunitarias a nivel individual como: Mala alimentación Si tenemos una alimentación poco diversificada, rica en azúcares y en grasas nos encontramos con un déficit de vitaminas, minerales y oligoelementos. Para que las células del sistema inmune puedan realizar adecuadamente su función precisamos de esos elementos vitales que deben proporcionarse mediante una alimentación sana y equilibrada. Estrés Se distingue el estrés positivo de corta duración (eustrés) del estrés negativo crónico (distress). Este último, caracterizado por una entrega excesiva y permanente al trabajo, a la escuela o a la casa, es el más peligroso para el sistema inmunitario. Afecta especialmente a las defensas naturales específicas. Por el contrario, el eustrés, que acaece antes de un examen o de una competición deportiva, produce una tensión positiva que moviliza nuestros recursos para la supervivencia y ayuda al mantenimiento de las diferentes constantes fisiológicas. Insomnio El sistema inmunitario funciona siguiendo un ritmo de día/noche. Durante el día, el sistema inmunitario defiende al organismo contra las influencias exteriores para evitar infecciones. Por lo tanto, no tiene tiempo de regenerarse. La regeneración tiene lugar durante el sueño, y de ahí la importancia de un sueño reparador. A largo plazo, la ausencia de regeneración se traduce en un debilitamiento de las defensas inmunitarias. Estaciones En verano, varios factores estimulan el sistema inmunitario, como el sol, las actividades al aire libre y las frutas y verduras frescas ricas en elementos vitales. En otoño y en invierno, los días se acortan y los alimentos frescos son más escasos. El frío, la lluvia y la nieve son también elementos negativos sobre el sistema inmunitario. En primavera, están de vuelta la luz y el calor del sol. La intensidad de la ayuda de la que se benefician nuestras células inmunitarias varía según las diferentes estaciones del año. Estos y otros factores, determinan la eficacia de las defensas inmunitarias en diferentes momentos de la vida. Por ello debemos de tener encuenta: - Realizar una actividad física regular, como mínimo durante 1/2 hora, de 3-5 veces por semana. - Mantener una alimentación equilibrada rica en verduras y frutas. Tomar alimentos integrales y evitar los embutidos, fritos, fast-food u otros alimentos grasos, golosinas. - Sueño reparador, intentando dormir entre 7-8 horas por la noche. - No fumar o tomar alcohol. Solicite consejo a su médico naturista sobre los estilos de vida holísticos sanos y sobre los suplementos que puede tomar o las técnicas naturales que puede utilizar como la homeopatía , etc. Puede que su sistema inmunitario esté debilitado si responde afirmativamente a alguna de las siguientes cuestiones: ¿Tiene cistitis (infecciones de orina) o micosis (infecciones por hongos) recurrentes? ¿Tiene problemas de tránsito intestinal (diarrea, estreñimiento) o bien hinchazones? ¿ Se siente cansado y más vulnerable en invierno? ¿ Presenta actualmente una infección viral (catarro, rinitis gripe, faringitis, etc.) que está tardando en curarse? ¿ Padece habitualmente infecciones a lo largo del invierno (otitis, bronquitis, sinusitis, rinofaringitis, etc.)? ¿ Le sientan mal los antibióticos?
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